sábado, 18 de octubre de 2014

TE PREGUNTO A TI


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TE PREGUNTO A TI

Te pregunto a ti,
hermano de la voz y el sentimiento:
¿arde dentro de tu corazón
la llama que puede alumbrar
la lúgubre quietud que nos rodea?


¿Te queda algún latido
de aquel niño que soñaba
con hacer escaleras con estrellas?


¿Estás por encima de los cálculos y las prisas?
¿Te queda tiempo que gastar
para iniciar la aventura de los sueños?


Si dices ¡sí!,
enciende la antorcha de tu rabia
y alumbra este mundo que agoniza.




18 comentarios:

  1. Eso es seguir vivo.
    Ahh, muy bello, me gustó ....y mira que soy zote para la versificación.

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  2. !Maravillosos versos!
    Esa llama debe siempre arder, estar viva continuamente para alumbrar nuestro mundo que esta en decaimiento.
    Besos

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  3. Los niños sueñan y los adultos que siguen siendo niños viven para actuar, para dar cuerpo a sus sueños con empeño.
    Y a veces, es necesaria la rabia para despertar a los adultos que ya no sueñan y sólo duermen.
    Me gusta tu forma de decirlo. Mucho.
    Un abrazo grande, Juan.

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  4. Estás hecho un fabuloso poeta, cada vez me gusta más leerte.

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  5. Claro que sí Juan ! A pesar de los años , en mi corazón siguen anidando los sueños, la magia, la aventura y todo aquello que le pone pimienta y sal a la maravilla de vivir.
    Un abrazo gigante.

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  6. Uy qué bonita y original entrada, me ha encantado.

    Enciendo la antorcha de la rabia para alumbrar a este mundo que nos agoniza a ver si ya empieza a cambiar de una maldita vez.

    Un beso.

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  7. ¡que hermosa poesía que tan bien expresa tu tristeza por el mundo que nos rodea amigo Juan! Me gusta mucho leerte.......

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  8. Me prestás tu antorcha? Quiero alumbrar la noche para mi niña.

    Saludos al poeta y al niño.

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  9. -Cuando sea mayor, escribiré que los niños no son (somos, supongo) tontos-, pensaba yo. El Tiempo era tan lento, que hacíamos tantas cosas...

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  10. Me sobre tiempo para ello, prendamos antorchas estimulados por tu poesía que posee la gran luz del fuego y pasión

    Besos muchos

    tRamos

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  11. De esa antorcha ya queda poca luz, aunque aún puede iluminar en la oscuridad.

    Saludos

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  12. Excelente, Juan. De cierto te digo que la llama de la esperanza y el fuego de los sueños es lo que define al ser humano y nos aleja de las bestias. A fe tengo el privilegio de haber nacido con ello y de alimentarlo cada día que pasa. Y si me permites un ligero matiz a tu última estrofa, yo diría que hay rabias que, lejos de alumbrar, queman todo lo bueno y noble que debería definir a este mundo que nos ha tocado vivir. Hay antorchas que se encienden con el alquitrán del relativismo; de un progreso que no es tal puesto que nos bestializa. En ese sentido, uno de los paradigmas del soñador y la valentía siempre ha sido el navegante, y él sabe muy bien en qué mares encender el farol en su mascarón de proa y en qué aguas (muy procelosas y llenas de sargazos cuando no de ignorancia con los disfraces más sagaces), apagarlo y navegar en silencio. A diferencia de los niños, el soñador adulto sueña y procede con cautela e inteligencia.

    Reitero el gustazo de tomar el casi aperitivo del domingo leyendo estas joyas. Y sin duda que eres un buen navegante.

    Un abrazo

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  13. "Enciende la antorcha de tu rabia e ilumina este mundo que agoniza"
    Me encanta. Rabia transformada en amor. Mágico, viene del corazón.

    Un abrazo

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  14. No sé si además de alumbrar debería hacer alguna cosita más :-)
    Un abrazo.

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  15. Envidio, además de saber expresarlo de forma tan hermosa, el coraje y la fuerza y la voluntad y esa llama que perdura. A mi me cuesta encontrarla.

    Besos

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  16. intento siempre mantenerla encendida...pero cuesta, convengamos...
    =)

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  17. Quiero, lo intento, me atrevo... y a veces me hace falta la mano amiga que me ayude en la empresa.

    besos Juan, siempre admirando tu buen sentimiento y tu maravilloso arte de saber expresarlo.

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  18. Lo intentaré, Juan, aunque en estos momentos me va a resultar un poco difícil, pero para eso están los retos ¿no?
    Un abrazo y gracias por el impulso.

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