Criptana.- Oleo de García Ergüin
UN RATO DE
CEGUERA.
“El bien del cielo puede estar en
las sombras” (J.L.Borges)
Porque
me lo han pedido
esta
noche he jugado a ser ciego.
A
la hora convenida.
al
igual que muchos otros
borré
los colores que a diario me rodean,
quedándome
a solas con mi yo más oscuro.
Desasistido
y sin norte,
he
marchado a tientas,
apoyándome
en el titubeante bastón de la memoria.
He
podido comprobar
como
el mundo se hace hondo,
sin
escalera ni pasamanos donde asirse,
bordeando
en cada paso un precipicio.
Si
miro al frente, solo encuentro
un
espacio lleno de tinieblas
y
en las transparencias ocres del “Criptana”
que
García Ergüin pintó,
ahora
solo aparece un carrusel de luces de colores,
enrabietadas
y sin formas,
que
dentro de mi mente,
no logran encender ninguna llama.
Por
fuera todo es negro
aunque
mi cabeza se llena de dorados girasoles.
que
pierden sus semillas al llegar a mis pupilas.
Ahora,
soy el programador de mi espectáculo,
el
director de escena de mis sueños,
el
dueño de la paleta que da vida.
Aprendo
que debo de fijarme
en
lo sustantivo de las cosas.
Que
todo es lo que parece,
si
se le quitan las veladuras
y
los falsos oropeles.
Y
también aprendo
que
el mejor remedio
para
esta oscuridad que asusta,
es
tener una mano amiga que te guíe.
Me
levanto, llego a tientas a la mujer que amo,
la
toco con la mejor caricia de mis manos
y
noto como fuera,
con
su rumor oscuro,
la vida está donde solía.
Cuando
vuelvo a la luz,
los
ojos me duelen de tantas claridades
y
mi pequeña soledad,
vuelve
a llenarse
de
delirantes coloridos.
Necesarios,
¡sí!, pero excesivos.
Quedarse
a ciegas
te
enseña a apreciar
el
otro color suave que la vida nos ofrece.
Más tinieblas en el Blog de Juliano el Apostata.
Es un buen ejercicio ese, imaginarse ciego para entender, en definitiva, lo vulnerable que somos y también, las potencialidades que podemos desarrollar. Con ver las capacidades que va adquiriendo un no vidente, queda demostrado que con esfuerzo, podemos suplir cualquier falencia... o casi.
ResponderEliminar=)
A las buenas noches, Juan. Leyéndote he recordado una breve historia que leí hace mucho tiempo y que dice más o menos así: Hacía su ronda el sereno por las calles de aquel pueblo en una noche sin luna y estrellas lejanas. Y allá que iba cuando, de repente y al doblar una esquina, vio a un hombre inquieto y apesadumbrado buscando con afán y nerviosismo con la vista pegada al suelo, así, como rastreando la acera justo debajo de uno de aquellos farolillos que pendían de las paredes de las casas de antaño. Como es natural, el sereno se interesó por el asunto y le preguntó al buen señor
ResponderEliminar-¿Puedo ayudarle en algo?
-Lo dudo -respondió el hombre- He perdido las llaves y ando como loco buscándolas.
-¿Las ha perdido por aquí?
-¡No, qué va!, las perdí dentro de casa
-¿Y por qué las busca aquí afuera? -preguntó el sereno con cara de póquer
-¡Hombre, qué pregunta!...es que aquí hay luz.
Un abrazo
Ni más ni menos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aprender a fijarse en lo sustantivo.... Perfecta conclusión. Le tengo miedo a la ceguera. La vista es un sentido vital, pero sin duda como lo has visto tú, desde esa ceguera particular, a mi también los colores me parecen demasiado estridentes, me hace falta un poco de paz.... y ver más allá
ResponderEliminarBesos Juan y a disfrutar del jueves y la oscuridad.
Hola Juan ! Yo también le tengo mucho miedo a la ceguera.
ResponderEliminarYo pude seguir tus pasos y cada una de tus palabras porque cuando se lee algo tan perfecto es como mirar un película. VES todo.
"Por fuera todo es negro
aunque mi cabeza se llena de dorados girasoles "...qué imagen maravillosa.
los últimos versos me han conmovido profundamente . Ahí está el amor. Y el amor todo lo puede.
Una preciosura ! Toda mi admiración. Un abrazo.
Añado el detalle inquietante de que el dibujante creador de Superman fue perdiendo la vista.
ResponderEliminarBuen ejercicio Juan. Cerrar los ojos para que no nos confunda el exceso de colores, yo quitaría también el exceso de ruido y encontrar en la oscuridad esa mano en la que apoyarse y que nos recuerda lo verdaderamente importante.
ResponderEliminarBesos
El cuadro, por cierto, me ha gustado mucho.
A veces hay que perder los colores para saber apreciar toda su belleza cuando se recuperan. Supongo que está dentro de la condición humana.
ResponderEliminarUn hermoso poema que se columpia entre el negro más absoluto hasta la paleta más hermosa, con la radiante gama de la esperanza, la amistad, el amor... En definitiva el juego de la vida en el que nunca deberíamos olvidar, como muy bien dices en uno de tus versos, que cada uno somos "el dueño de la paleta de mi vida".
Un abrazo grandote para comenzar este nuevo año.
Juan me a encantado como has superpuesto la clarividencia y el colorido que alberga la oscuridad interna que a veces suele ser bastante más rica que la de fuera.
ResponderEliminarMe ha gustado la sensibilidad con la que has tocado a la persona amada para reubicarte en la relidad del mundo.
¡Bravo!
Sin ver, se redescubren los otros sentidos.
ResponderEliminarBuen texto por la reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes toda la razón. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Ahora, con una buena guía todo es más fácil.
ResponderEliminarUn abrazo
Hermoso poema Juan L. Trujillo. La ceguera no sólo tiene que ser por falta de luz, pero en tu texto explicas muy bien lo poco que apreciamos nuestra luz. Genial.
ResponderEliminar"Quedarse a ciegas
ResponderEliminarte enseña a apreciar
el otro color suave que la vida nos ofrece."
Cuantos significados y lecturas guardan estos ultimos versos. Precioso, Juan.
Bss.
Enigmático paseo que nos regalas Juan, bastante claro, tanto que ni siquiera necesitamos los ojos pare verlo, simplemente escuchando la palabra, el mundo se revela con sutilezas exquisitas, pero quizá sea por el bastón de la memoria.
ResponderEliminarSaludos y feliz comienzo, me alegra que sigas activo escribiendo.
A veces, quedarse a ciegas por un rato nos devuelve alguna sensibilidad que habíamos escondido.
ResponderEliminarMuy bueno. Saludos
Has dibujado con palabras de total acierto ese color suave del mundo tras párpados cerrados o a la vuelta de una esquina de la memoria. Ha sido un viaje apacible que llegó a buen puerto. Un abrazo de luz.
ResponderEliminarPoesía con mayúsculas es la que encuentro siempre en tus escritos Juan L. Has jugado con las luces y sus colores y con las sombras y los suyos, que también los tiene. Con la inseguridad que la oscuridad no habitual nos produce, y con la seguridad que proporciona la proximidad afectiva, el apoyo de aquellos que nos quieren. Lo dicho, poeta con mayúsculas, mi reconocimiento y mi aplauso más sincero.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que dulzura leer tus letras, la oscuridad para jugar a buscar la mano de alguien que nos guie hacia un sitio seguro. Me ha encantado como lo cuentas.
ResponderEliminarAbrazos amigo.
La ceguera tal como nos la muestras es apetecible (hace tiempo también escribí sobre ella ;)
ResponderEliminarPero a veces es escalofriante.
Gracias por tus palabras aquí y en mi casa.
Un abrazo grande.
Reflexivo texto Juan. Sentir sin ver, apreciar cuanto nos rodea de otro modo. Muy de piel a piel, de corazón a corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me agrada comprobar como la luz que nos alumbra la proporcionan las personas que están a nuestro lado. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Aún más, me parecen palabras muy hermosas que con esta música, Monsieur Periné (es un grupo con una vocalista, la descubrimos hace unos días), hacen que se disfruten más, apreciándolas mucho.
ResponderEliminarun abrazo
Y en la oscuridad se hizo la vida, que se iluminó de sentimientos.
ResponderEliminarMuy estimulantes letras, un paseo por la voluntad de querer.
Abrazos