Acababa de empezar el
día 19 de enero y algunas ventanas de la Casa Rosada estaban encendidas.
La ocupante oficial de
la residencia, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no había
conseguido conciliar el sueño.
Veintiún años después de
la consumación del atentado terrorista contra AMIA, y mientras el caso parecía
podrido en las turbias cloacas del estado, un fiscal se preparaba para ese
mismo día incoar una grave denuncia contra la Presidenta y su canciller Héctor
Timerman, en el Congreso de la nación.
Ese fiscal, Alberto
Nisman, iba a demostrar la acusación de que tanto la Presidenta como su
Canciller habían encubierto pruebas fundamentales que implicaban a imputados
iraníes.
No eran todavía las
dos de ese día 19, cuando sonó el teléfono de la presidenta. Era Sergio Berni,
Secretario de Seguridad de la nación:
.- ¿Diga?
.- Soy Sergio Berni,
Presidenta. Le comunico que el fiscal Nisman, ha aparecido muerto en su
domicilio de Puerto Madero.
.- ¿Qué pasó?
.- Lo más seguro es
que se suicidase.
.- ¿Dejó alguna nota
de suicidio?
.- No. Solo dejó una
lista para la compra.
Las luces de la Casa
Rosada se apagaron por completo. Seguro que la Presidenta iba, por fin, a
conseguir conciliar el sueño.
Se acordó de la lista
de la compra del fiscal y a la tenue luz de la mesilla de noche, redactó la
suya.
Fue muy escueta: últimamente
su estomago no estaba para muchos excesos, solo pidió una botella de champán
francés, para poder brindar por la seguridad de otros tantos años de impunidad,
mientras se dilucidaba si el fiscal Nisman se suicidó o fue suicidado.
Naturalmente, anotó una
reputada marca francesa: una buena cosecha del champán de la Viuda.
Más sobre este caso en el blog de GUS
Hola Juan. Te has lanzado con todo como muchos por estos días contra esta mujer que está en la mira. Y ella tan campante, contrataca y se extiende en largos discursos siempre teniendose como autoreferencia.
ResponderEliminarEs delicado opinar sobre temas que son jurisdicción de otro país, pero aquí en todo caso la causa es buscar la verdad y la justicia, por un mundo mejor.
Muy buen relato. Me atrapó...
besos
Excelente!... muy atinado el cariz entre sarcástico y tenebroso que le has dado al relato, lastimosamente muy parecido a lo que seguramente sucedió.
ResponderEliminar=(
Un abrazo
Hombre... Los triunfos hay que celebrarlos, ¿no? :-(
ResponderEliminarY ya sabemos quién es el que suele resultar ganador y quién perdedor.
Un abrazo.
Bravo¡¡¡, no se necesitan muchas piruetas cuando el contenido dice suficiente.
ResponderEliminarBesos fuertes,
tRamos
Cuando tras una muerte alguien descansa,algo hay detrás.
ResponderEliminarSaludos
Es una de las posibilidades, ¿por qué no?
ResponderEliminarEn nombre de mi Argentina, en el nombre de todos sus hijos te agradezco estas palabras y se me hace piel de gallina.
ResponderEliminarEn estos momentos , están enterrando en el cementerio judío a Alberto Nisman en el lugar destinado a los mártires.
Es un día de luto y de mucho dolor para todos nosotros . Estamos confundidos , y duramente golpeados.Ojalá como dice la gente de la calle, entre la que me incluyo, creo que esto será un antes y un después para mi pobre patria vapuleada . Gracias otra vez .
Pasa por mi blog "Diamante" y fíjate mi publicación con el título de Alma..
Un abrazo gigante.
Tiene muy mala pinta todo esto, si algo tiene que ver ella, será difícil saberlo, ojalá no sea así.
ResponderEliminarUn abrazo
Sé poco del caso, pero tu relato me parece magistral. Y apostaría a que está más cerca de la realidad de lo que sería deseable.
ResponderEliminarLa foto, por cierto, ha quedado perfecta, con el tono que el relato necesitaba.
Besos
Algo de mala leche, leo. Perdona, te es mi primera sensación.
ResponderEliminarSupongo que esa noche las luces se mantuvieron en la Casa Rosada, si no las de la presidenta, seguirían las de sus guionistas preparando la siguiente intervención.
Tu relato, además de lo dicho, muy completo, con ingenio del bueno.
Un abrazo.
Ingenioso Juan! tiene el ritmo y color de un policial de cine. Me ha gustado lo de la lista para las compras
ResponderEliminarAbrazo
Me duele Alberto Nisman, es una herida que Argentina siempre llevará.
ResponderEliminarA los buenos días, Juan. Sin duda, aquí le pega, sin matices razonables, eso de la mano negra que comentabas el otro día.
ResponderEliminarUn abrazo
Mucho me temo Juan L. que tus palabras están cargadas de razón, carga de la que por cierto carecía el brazo ejecutor y el que ordeno, que "suicidaran" a Alberto Nisman. Ojalá que su muerte no quede impune.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Fíjate tú que a lo mejor brindó pero conciliar el sueño, no lo sé...porque a menos que sea tonta debería saber lo que se le venía encima...o está tan hecha para el mal que le da igual...casi, casi tu relato supera a la realidad...y no al revés.
ResponderEliminarUn abrazo
Fíjate tú que a lo mejor brindó pero conciliar el sueño, no lo sé...porque a menos que sea tonta debería saber lo que se le venía encima...o está tan hecha para el mal que le da igual...casi, casi tu relato supera a la realidad...y no al revés.
ResponderEliminarUn abrazo