Sin
siquiera una manzana
que
justifique su pecado,
abandonan
su Edén
mendigando
un lugar
al
norte de la dicha.
Sin
más aval
que
el hambre de mil generaciones,
se
endeudan en un viaje
con
destino a la mentira.
La
bíblica serpiente
que
muda sus camisas en Armani,
solo
tienta a los gordos sudorosos
tachonados
de medallas.
Almas
de charol,
espantamoscas
de oro
y
mente de corsarios,
que
sueñan con mármoles
donde
mostrar su avaricia.
Los
dioses necesarios
se
esconden en la sombra,
consintiendo
en silencio
el
expolio y la muerte.
Un
rumor de espumas
golpeando
las cuadernas,
es
la música de fondo
de
la iniciada odisea.
Mientras
la quilla
abre
la interrogación de la noche,
allá
lejos, en algún lugar,
donde
quizás Dios dijo la primera palabra,
un
puñado de penélopes negras
hilan
con lágrimas de luto
el
hambre de los que quedan.
A
este lado del mar
donde
el agua refleja colores impostados
y
sonidos pretenciosos acompañan a las olas,
no
alcanzamos a oír el lamento callado,
de
un mundo sin futuro.
Quizás
algún día,
tras
una tormenta de odios,
los
gritos nos disparen
con
metrallas de rabia
y
despertemos con miedo
de
este cómodo sueño
que
nos hace insensibles.
Pónganse los chubasqueros y adéntrense en mas tormentas en el blog de
No solo negro, negrísimo.
ResponderEliminarSaludos
Quizás sea así, pero nuestra sensibilidad está sorda ante cualquier tempestad, por terrible que sea.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu poema de los relatos jueveros, y me quedo con éstos versos tuyos que recalco:
ResponderEliminarA este lado del mar
donde el agua refleja colores impostados
y sonidos pretenciosos acompañan a las olas,
no alcanzamos a oír el lamento callado,
de un mundo sin futuro.
Un beso.
Los invisibles les llaman, los que nadie ve, los que nadie oie.
ResponderEliminarSolo abrimos los ojos cuando nos toca vivirlo en nuestra piel. Ojalá todos hiciesemos algo para que fuera distinto.
Un saludo.
Quizá algún día... como muy bien dices.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente insensibles, no así tu poema que habrá que leer muchas veces porque hay mucho que reflexionar en esos versos. Esos mendigos castigados sin tener conocimiento del pecado que han cometido para tener que salir de su tierra donde quedan esas penélopes hambrientas y sin esperanzas. Mientras seguimos soñando sordos a los lamentos.
ResponderEliminarUn beso
Un poema lleno de fuerza y de verdades como puños. Es verdad, nos volvemos insensibles ante las desgracias ajenas.
ResponderEliminarUn abrazo
Tu poema me remueve el alma y me siento llena de impotencia, a veces hasta culpable. Nos hemos acostumbrado ya a esas imagenes que vemos contantemente que es como si ya estubieramos vacunados contra la injusticia. Muy buena tu aportacion, besos.
ResponderEliminarTu poema me remueve el alma y me siento llena de impotencia, a veces hasta culpable. Nos hemos acostumbrado ya a esas imagenes que vemos contantemente que es como si ya estubieramos vacunados contra la injusticia. Muy buena tu aportacion, besos.
ResponderEliminarCaramba, me has hecho sentir un esclofrío con estos versos que describen la realidad de cómo vemos y qué hacemos con nuestros vecinos del sur. Ojalá estas letras llegaran más arriba y removieran conciencias, algún día ocurrirá.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan.
Crudo... duro... real... actual...
ResponderEliminarLas felicitaciones son merecidas por demás.
Un beso.
Cada verso, como un estilete, va abriendo surcos en los sentimientos. Tan tremendas como bellas las palabras.¡Que impotencia!
ResponderEliminarUn abrazo
Cada verso, como un estilete, va abriendo surcos en los sentimientos. Tan tremendas como bellas las palabras.¡Que impotencia!
ResponderEliminarUn abrazo
Desnuda verdad que lastima por contundente y cruel. Un mundo desigual que se transforma en tempestad para muchos que intentan escapar de su impiadoso destino.
ResponderEliminarUn abrazo
Palabras bien afiladas para este Impresionante poema. Lo de las Penélopes negras pone los pelos de punta...
ResponderEliminarDescribes una realidad penosa más de este mundo penoso que habitamos. Ójala no llegue la sangre al río y las personas despierten sin violencia de sus blandos sueños (utópico, ¿verdad?)
Un abrazo :)
Palabras que cortan como cuchillos afilados... Se envuelve en poesía pero quema y muy profundamente.
ResponderEliminarBesos.
Hola; me ha encantado el poema. Es todo un viaje en el que nos preguntamos sobre esta tormenta, este vacío en el que detectamos la falta de valores. Y luego preguntamos a Dios... Saludos.
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