Fotografía obtenida ayer mismo por el autor en Roncales (Castellón)
Dado
que la mañana de la que hablo, (ayer mismo), sigue obstinada en la mentira, no
me queda más remedio que describirla, para poner freno a tanta disidencia.
Compruebo
que los pájaros no saben si emigrar o quedarse, en esta mañana crepuscular que
duda entre apostar a sol o a luna.
Los
árboles, desvestidos de hojas, tratan de tapar sus vergüenzas, retorciendo sus
ramas ante tanta claridad y tanto brillo.
Las
alfombras de hojas de los caminos y las avenidas, piden a gritos una tintorería
que les limpie sus manchas doradas, que un sol inmisericorde las hace más
visibles.
La
llovizna y la niebla, tratando de repasar su olvidado papel, esperan entre cajas para
que el traspunte del cielo les permita su
entrada en escena.
Musas
desconcertadas, trastocan los sueños de los poetas y los enamorados añoran
besos húmedos bajos los paraguas.
Avergonzados
meteorólogos, se ahorcan con isobaras, cuando comprueban que no les sirven de
nada ni la historia ni las predicciones.
Los
equinoccios se toman vacaciones, cruzando los océanos en vuelos de bajo coste,
sin importarles ni el Corte Inglés ni Amancio Ortega.
Se
desajustan los relojes de arena y saltan por los aires las estadísticas y hasta
el viejo calendario Zaragozano, tan acertado siempre, no sabe dónde colocar los
refranes.
Si
Aristarco, Copérnico, Galileo, Newton y demás estudiosos, levantaran la cabeza,
no sabrían explicar el por qué de tanta impostura de la naturaleza, aunque
seguro que sabrían encontrar culpables de entre aquellos que no se afanan por
cuidarla.
Las
macetas, presas entre rejas de ventanas enmarcadas de azules, lloran por no
poder resucitar las deshojadas flores ya tocadas de muerte.
El
mar no ha crecido aun lo suficiente, como para borrar los fugaces amores que
nacieron en la playa y todavía las muchachas miran a la espuma con ojos de
verano.
Los
que, desgraciadamente, van seguros a su cita, aunque el sol achicharre las
hojarascas y sigan despiertas las lagartijas, son los cazadores, que con su
escopeta en bandolera, sus avisos de muerte perfectamente archivados en las
cananas y sus anavajados ojos, otean el horizonte donde reside la vida,
buscando la presa que hermosee su triste currículo.
Hoy
es otoño, pero parece que la naturaleza y el hombre no acaban de encontrar el
punto exacto de la brújula.
Granada es una ciudad muy peculiar en todo, prácticamente no teníamos otoños, pasábamos directamente de la manga corta al abrigo, en estos últimos años todo ha cambiado, pasamos de la manga larga para volver a la manga corta, por aquí, ropa de entretiempo tenemos poca, todos estamos un poca p'allá, has los árboles no saben si amarillear o no y algunos hasta echan flores a destiempo.
ResponderEliminarSaludos
¡Cuánta razón tienes, Juan! Y qué bien lo expones. Parece que ya nadie discute lo del cambio climático. Pero ¡tranquilos, que no se mueva nadie!, dentro de unos días se celebra la ¡22! Cumbre del Cambio Climático en Marrakech y allí nuestros inútiles políticos y adláteres se encargarán de solucionar el problemas, entre comilonas y hartazgos de cuscús, mechoui, jarira y pastelitos dulces. Y whiskatas, claro. Y yo, que soy muy inocente, me pregunto ¿qué han hecho en las 21 Cumbres anteriores? "Nothing", me contestan a coro mientras se limpian la grasa de sus bocas y siguen engullendo.
ResponderEliminarMe da que el verano se ha engullido al otoño y puede que este último haga lo propio con el invierno. La primavera gusta presumir de veranito y este último nos avisa que reinará entre equinoccios y solsticios.
ResponderEliminarPersonalmente ando aprendiendo a colocarme un turbante!
Hoy es verano aunque los cánones mandan que sea otoño.
ResponderEliminarMe encanta este clima que estamos teniendo ahora porque todavía, a día 2 de Noviembre, no he encendido la calefacción de mi casa, porque todavía no he tenido que ponerme las incómodas medias, porque los jerseys continúan metiditos en su cajón y porque así me parece que todavía estoy en Canarias donde pasé una parte de mi vida, pero, a pesar de eso, no dejo de reconocer que esto no es bueno para la naturaleza en general y que los cambios que veíamos tan y tan lejanos ya se están empezando a producir, y no me gusta.
ResponderEliminarTú has puesto tu mirada poética sobre este punto y has hecho una descripción maravillosa de lo que acontece...Te felicito Juan.
Un beso
Qué poético escrito, me ha encantado... "Y todavía las muchachas miran la espuma con ojos de verano".
ResponderEliminarUn clima cambiado y todavía parece estuviéramos en verano en un mes de noviembre .
Un placer leerte.
Un beso grande, Poeta.
Que el hombre anda desbrujulado es evidente. Que sus acciones ayudan al calentamiento global, también. Pero la Naturaleza ha andado de ciclo en ciclo mucho antes que nosotros ¿no?... Sea como sea, añoro un otoño de verdad, uno con sus nieblas y sus temperaturas suaves y sus colores preciosos.
ResponderEliminarY me ha gustado mucho tu forma de recordarlo.
Un abrazo y un beso, amigo Juan.
BUEN DÍA, Juan. ¡Conozco la zona de tu foto! Pues bastante de acuerdo con el comentario de Fram: una cosa es el estudio serio y rigurosamente científico de las causas que están detrás de los ciclos de calentamiento y enfriamiento planetarios (que los ha habido antes de la industria y además muy notables) y otra bien distinta el "cambioclimatismo de causa principalmente antropogénica": esa actitud tiene unas bases ideológicas muy concretas que arrancan allá en los 70 con personajes como el Dr. Stephen Schneider... pero bases científicas, las justas, y encima va y hasta tienes que trucar largas series estadísticas y todo pa que cuadren tus premisas con los hechos. Los especialistas, así en petit comité, pues se parten un poco la caja de la causa humana como principal elemento disparador del cambio climático en el que estamos metidos ahora (bueno, a no ser que quieras publicar en Nature y tener acceso a jugosas subvenciones, por ejemplo de la ONU o similar, claro, jajajajajaja...) Pero bue, dicho esto, maldita la gracia de haber tenido que tomar las castañas con chancletas y casi casi con camisa hawiana mientras suena aquello de "aloha", jajajajajaja...
ResponderEliminarSaludos para vos y familia
Qué bien lo has dicho y de una forma poética que da ganas de copiarte, solo que aqui sucede al revés. Mira, podría hacer el ejercicio de recrear tus letras a la inversa, dudo que me quede tan bueno, pero será entretenido mientras de verdad llega la primavera...(aqui)
ResponderEliminarMe encantó.
un fuerte abrazo
Ya dijo Sabina que le habían robado el mes de abril. Y mira por donde eso ha ido a más. :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Incluso algunos destartalan la brújula a propósito o asesinan impunemente la Naturaleza. Por aquí estamos igual, esperemos, esperemos...
ResponderEliminarAbrazos abrazos
Eso es lo que más me gusta del otoño, sus vientecillos impredecibles. Que se quede que se quede. En estas latitudes, también se inmiscuyen uno que otro día que bien podría ser verano, pero es solo una pretención, las hojas no mienten.
ResponderEliminarSaludos.
pero a pesar de todo...
ResponderEliminarPor favor, Que no muera la esperanza!
Saludos desde Puerto Rico.
pero a pesar de todo...
ResponderEliminarPor favor, Que no muera la esperanza!
Saludos desde Puerto Rico.