Hacía tiempo que no
escribía un soneto y siendo consecuente con mi entrada sobre la poética, me
impuse esa tarea.
Este domingo pasado en
un restaurante amigo, nos ofrecieron “Rabo de Toro” y debo decir que no
le envidiaba su elaboración a la de los conocidos chefs cordobeses.
También me acordé de
Pepe de “Desgranado Momentos” que publicó dos sonetos: uno sobre el Salmorejo y otro
sobre los Flamenquines. En mi comentario le dije que faltaba el del Rabo de
Toro.
Nada más lejos de mis
pretensiones que comparar este “divertimento”, con los sonetos del buen poeta y
gran escritor cordobés.
Espero que me sepa
perdonar por mi injerencia. Lo que le falta de enjundia a lo que publico le
sobra de respeto hacia la calidad literaria de todo lo que escribe.
Es una forma más de
sumarme a las fiestas cordobesas de este mes.
AL
RABO DE TORO
Te salvaste !oh rabo!, de la gloria
y llegas a este fogón ya desollado
dispuesto a convertirte en un bocado
que deje su sabor
en la memoria.
Cebolla, pimienta y sal y zanahoria,
pimiento rojo y laurel, bien cocinado,
con un poco de harina rebozado,
caldo y vino español. Esta es la historia
de tu enhiesto mástil de bravura,
que vino de la plaza a nuestro plato
desoyendo abanicos y claveles.
Abdicaste del calor y la tortura
y supiste cambiar todo el maltrato
por ser el triunfador en los manteles.
A estas horas se me está haciendo la boca agua :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno tu soneto, y eso que yo los veo dificilísimos de escribir.
ResponderEliminarNunca he probado el rabo de toro, si algún día lo pruebo, recordaré tu soneto :)
Un montón de besos.
Me han entrado ganas, no solo que comerme un rabo de toro, también de comerme el soneto, ¡¡que hambre me has provocado!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Un manjar en efecto y que bien merecía tu soneto-receta que también se saborea.
ResponderEliminarYa sé lo que pondré mañana en la mesa. Aquí sin ser cordobeses, nos chifla. Y me voy a cotillear el salmorejo de Pepe que también. :)
Besos y sonrisa :)
Hola, Juan. He comido rabo de toro en diversos lugares, muy bien hechos, sabrosísimos. Mi preferido es el del "El Caballo Rojo" de Córdoba, que lo dirigía el gran Pape García, fallecido recientemente...
ResponderEliminarManjar para el estómago y para el alma con el soneto ¡Jomío, qué completito eres, miarma!
Te has ganado un manojo de besotes.
Sabroso soneto, y es que el que sabe escribir puede escribir sobre lo que quiera. Me gusta el salmorejo, los flamenquines y el rabo de toro, salmorejo tome anoche y rabo de toro hace unos días pero sin soneto que le da un sabor especial. Abrazos
ResponderEliminarMe ha encantado. Veo que en Córdoba este mes de Mayo es un mes de alegría y ferias del alma. A mí en particular me gusta ese plato. Por supuesto, si lo veo en un menú lo pido, y es en contadas ocasiones. Ese soneto está para chuparse los dedos, si me permites. Bien urdido de endecasílabos primorosos hacia un animal que, hasta le final de su anatomía nos regala sensaciones.
ResponderEliminarNo comulgo con la tauromaquia, ni con ruedas de molino, pero esta loa a un plato de su cuerpo serrano me ha encantado. Un abrazo
Sabroso soneto, con ese delicioso rabo de toro. Ahora me ha venido a la memoria aunque me salga por los Cerros de Úbeda, que mi abuelo cuando veía por la tele una corrida de toros, y los toreros cortaban orejas decía; "esta noche la torraeta y ya tienen cena".
ResponderEliminarAbrazo JUAN
Encomiable soneto y pintura, Juan.
ResponderEliminar¡Qué buenos poetas da tu tierra, que es la mía!
Gracias por tu comentario. Me ha hecho mucha ilusión.
Abrazos
Juan, voy a recomendar el la Taberna la Montillana, donde sirven un excelente rabo de toro, que en la carta, junto al plato, incluyan tu soneto. Eso sí, los derechos de autor que te los transfieran :) Un abrazo.
ResponderEliminarMenudo soneto el que nos has cocinado. Todo estaba en su punto.
ResponderEliminarGracias, ni en el mejor restaurante de Córdoba hubiéramos disfrutado tanto. Una delicia!
Que decirte, que aparte de dejarme relamiendome me has llevado a mi Cordoba de un plumazo. Veo que compartimos bastante de los lugares que han significado más en mi vida. Cordoba me vio nacer, en La Mancha vivi los mejores años de mi infancia. Besos.
ResponderEliminarCurioso destino y fama los del toro, que en lugar de ser ensalzado por su vida en la pradera es ensalzado por su bravura ante la tortura o por el sabor de su rabo en la cocina jeje. bravo Juan por este soneto 😁 un abrazo
ResponderEliminar¡¡¡OLE TÚ!!!!
ResponderEliminarAunque no lo tomo nunca, te doy las gracias en nombre de la cocina cordobesa que junto al flamenquín y el salmorejo hacen un trío sacrosanto.
Juan, algo alejado de mi blog y de los jueves, apenas entro a leer y comentar. He llegado a esta entrada tuya de la mano de Framboise, la cual comenta mis sonetos a dos platos emblemáticos de la cocina cordobesa, diciéndome a su vez, que llega desde este maravilloso soneto tuyo. Creo que sabes que tengo debilidad por tu poesía y que te considero maestro. Una vez más esa maestría queda patente en este culinario soneto. Yo lo intenté, pero reconozco que no fui capaz de darle forma al soneto que en su día me propusiste realizar. Como a los perros de Pavlov, me ha salivado la boca con su lectura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.