martes, 16 de marzo de 2021

UN BANDO... Y UNA BANDA


 


UN BANDO

 

Removiendo cajones, me he encontrado con un librito de bolsillo, mal editado y con pocas pretensiones, que por el precio de 477 pesetas, incluido el IVA, debí  comprar en algún rastrillo o tenderete, dedicado a los Bandos del Alcalde de Madrid, Don Enrique Tierno Galván.

No me resisto a enseñaros uno de ellos, ahora que se acerca la primavera.

Dice así:

 

MADRILEÑOS:

Es viejo decir poético, con varia fortuna repetido, que con la llegada de la primavera, la naturaleza se viste con sus mejores galas, encubriendo la magra y seca desnudez del invierno con brillantes y copiosos adornos. Pero la humana especie que a veces contraría y repele lo que la natura hace, lejos de cubrir, descubre, y lo que tapado había, destapa, en obsequio del más alegre, descuidado y gozoso vivir al que el bonancible tiempo invita.

Nada tendrá el Alcalde que advertir, respecto de lo dicho, si entre los que tal hacen no hubiera algunos y también algunas que caen en desquiciada y peligrosa confusión, pues hacen de esta Villa, lo que esta Villa no es, tomando los ábregos que de la Mancha vienen o los cálidos aires que del africano Sur nos llegan por suaves o marinas brisas y el recio sol de Castilla. Que más quebranta que alivia, por el suave y reparador que en los altos montes luce.

De tan quimérica versión de la verdad nacen extrañas y peligrosas costumbres, pues desprovistos los hombres de jubón y calzas, pavoneándose en liezos o lenzuelos, en extremo contentos de sí, aunque hayan las carnes flacas, desdichadas las proporciones y mal encajado los huesos, como si lo hubieran sido por un torpe algebrista.

Algo semejante, aunque no igual, ocurre con buena copia de nuestras feminiles visitantes que `por esta ciudad vagan y peregrinan y con numerosas vecinas que arrastradas por la antigua y legítima inclinación  al discreteo, más la quimérica confusión que ya dijimos, dan en despojarse, como con particular y escrupulosa atención ha observado el Alcalde de esta Villa, de corpiños, basquiñas, briales y otras prendas, que por respeto no se nombran, faltando poco, en algunos casos, para que tanto mozas como menos mozas en carnes queden.

Ocasiónanse de este modo graves y superfluos daños, pues quienes desde el pescante los coches guían, alejan la atención de su principal menester, arrastrados por el invencible deseo de mirar, con menoscabo de haciendas, peligro para la vida y aumento de la común confusión.

Sucede además que el grande polvo que la ciudad produce, particularmente en el estío, la quemazón del sol, el rebullir de las simientes y otras vegetales materias en la urbana atmósfera, amén de los humores a cuya expulsión la desnudez promueve, ocasiona salpullidos, llagas, postemas, abscesos y  hasta lamparones, males que, según los físicos del Concejo, empodrecen los suaves miembros y gentiles cuerpos de las vecinas de esta Corte.

Conviene, por último, añadir a lo ya dicho que las buenas costumbres piden comedimiento y mesura en cuanto a destaparse toca, pues en esos lugares de común recreación y roce que son las públicas piscinas, como natura huye los triste y aparece lo deleitable, exagéranse los destapamientos sin haber cuenta del decoro que cada uno a sí propio debe y del respeto que la tranquilidad de los demás merece.

También a veces acaece, cuando los estivales calores son mu grandes, que alguno de nuestros visitantes, para alivio, descanso y alegre algazara y regodeo, se metan en cueros vivos en el agua que llena las tazas de las fuentes públicas monumentales. De cundir este ejemplo, faltarían tazas o sobrarían visitantes, con perjuicio notorio para el bueno y equilibrado proceso de la vida en esta Corte. Amén de que con estos medios, según a esta Alcaldía se alcanza, los ardores, lejos de bajar, aumentan, por lo que se conmina a moradores y visitantes a que no practiquen tan dañosos y censurables usos.

Confía, pues el Alcalde, que durante el presente estío, visitantes, andantes en Corte y las vecinas y vecinos de esta Villa, de cualesquiera edad y condición que sean, salvo los ancianos de cansada y molida senectud, tengan el debido cuidado en cuanto a lo que en este Bando se aconseja, sin caer en impropias mojigaterías, exageraciones ni afectación de virtud.

Madrid, 25 de Mayo de 1.984.

 

El que trascribe jamás pensó que el tiempo pasado fue mejor, que sobradas vivencias tiene para decir lo contrario, pero en este caso y comparando, no tengo más remedio que pensar que el aserto o refranillo está pleno de razón.

 

 


20 comentarios:

  1. El bueno de don Enrique, tenía a menester obsequiar a sus administrados con estas pequeñas observaciones para el buen hacer de la convivencia ciudadana.
    Recuerdo haber asistido a uno de sus mítines primigenios, allá por los albores de la democracia, cuando encabezaba una opción académica del socialismo patrio, en que era un gozo escucharlo, aunque se le veía un poco fuera de sitio levantando el puño.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Era un personaje, quiso, y creo que consiguió, una manera de hacer que ya quisiéramos ahora ver por algunas capitales.

    Gracias por traerlo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. El alcalde de la movida Madrileña y esta es una de sus frases de la época que no se puede olvidar:"¡Rockeros: el que no esté colocado, que se coloque... y al loro!" ¡¡que tiempos y que alcalde!!; hoy, el mejor, no le llega ni a la suela de los zapatos.

    En mi vida, voluntariamente, solo he asistido a un mitin, fue en la transición y ese mitin fue el de Tierno Galvan, un maestro a todos los niveles.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues fui a un montón por aquello de la novedad de las primeras elecciones, pero mi primer voto se lo llevó él.
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Han pasado muchos años y me doy cuenta cuando leo las fechas y ¡las pesetas! mucho mas significativo que el espejo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Con personas de esa talla,nada sería lo que es ahora y me callo para mí lo que opino que ahora es.
    El tiempo pasado fue mejor si se le compara con este que estamos viviendo,asistiendo estupefactos y ya no me refiero a la pandemia,a lo que acontece en este nuestro País.
    Una gran persona y un político honrado,Don Enrique.Descanse en paz.
    Abrazos,Juan.

    ResponderEliminar
  6. Qué maravilla de vocabulario, expresivo y con gran sentido del humor el de este alcalde! Merece que se lo recuerde como lo hacés, Juan, un abrazo!

    ResponderEliminar
  7. Igualico igualico que el majico de Pepe Luis M.Almeida Navasqüés, que lo salvan los huevitos que tiene encima de la "u" de su segundo apellido.

    ResponderEliminar
  8. Por aquellas calendas una menda era jovencita y recuerdo que en casa se hablaba de él con respeto y deferencia. Me gustaba oírlo en entrevistas, leer prensa con sus escritos, etc. Hombre que dejó huella como político y docente. En la actualidad, no recuerdo a nadie que se le pueda apróximar, vamos, que ni de lejos.
    ¡Qué lenguaje tan directo, elegante y académico!

    Ahora el Congreso es una pelea de patio de vecinos: malsonantes, irrespetuoso, mentirosos, faltones hasta el infinito, dejé de escucharles...

    Se te agradece la entrada, un gustazo.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Tengo entendido,qe fué un hombre cabal,desprendido, y que su gente le idiolatraba. Ahora nos haria falta media docena de políticos como él. Ya lo creo!!! Otro gallo nos cantaría, Un abrazo, querido amigo.

    ResponderEliminar
  10. Gran persona y gran político, los de hoy, no le llegan ni a la altura del betún. Era todo un caballero y sobre todo una persona honrada y amante de su país y de su Madrid.
    Un abrazo amigo Juan.

    ResponderEliminar
  11. Desde luego otro vendrá que bueno te hará, Tierno profesor.
    Cómo pasa el tiempo.
    Gracias Juan, un gran bando.

    ResponderEliminar
  12. Nos llevas obligatoriamente a la comparación, y claro, a la depresión.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Qué grande, el profesor.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Me ha encantado el bando del Viejo Profesor. Nunca lo vi personalmente en ningún míting pero me encantaba como se expresaba. Los tiempos han cambiado y si Tierno Galván pudiera escuchar lo que al día de hoy se escucha en el Congreso pienso que se avergonzaría.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  15. Que bonito lo que compartes amigo, recordar es vivir..... Saludos.

    ResponderEliminar
  16. A cualquiera de los politiquillos actuales les lees este bando de Tierno Galván y, al terminar, te miran con cara de bobo y, con una baba resbalando de su labio, te dicen: "¿Cuálo? ¿Cuálo?..."
    Un abrazo, amigo Juan.

    ResponderEliminar
  17. Es genial; me encanta la informalidad de sus palabras se nota una persona calida y agradable. Me gustaron esas normas para el verano 😊.
    Besos Juan!!

    ResponderEliminar
  18. Todo un lenguaje clásico, me recuerda a Cervantes por su genuino vocabulario, Juan. A todos nos dejó un buen recuerdo el inolvidable profesor y alcalde Tierno Galvan. Mucho tienen que aprender de él los políticos actuales, su educación, elegancia y serenidad. Muy bueno, amigo. Gracias por traerlo.
    Mi abrazo y feliz jueves.

    ResponderEliminar
  19. ¡Cómo me gustaría tomar un café contigo y charlar sobre Tierno!. Lo conocí personalmente en la política de aquellos años, soy una admiradora suya y tengo todos sus bandos, no en esa edición, si no recogidos por un compañero de él en el Ayuntamiento madrileño . Me alegra que hayas reeditado uno, todo lo que se haga por traer su figura y su talante al presente, es una bocanada de aire fresco.
    Un abrazo desde mi pc.
    Me encantó esta entrada

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.