Ante un campo sembrado de
soledades, aquella mujer que antaño buscaba sonoras melodías en el viento, le
robaba el movimiento a las espigas y sonreía con ansias de auroras y dulzura de
canción de cuna, aquella mujer digo, ahora se duele de la vida en lágrimas que
saben a mar y agonía.
Como una hoja apuñalada por
el frio, se sintió el último residuo en la memoria, una triste rutina resabiada
de amor, un verso incompleto de dos poemas que no riman.
Asustada de ausencias, lloró
con lágrimas que se clavan como espinas y le pidió compañía a la lluvia, para
esta triste soledad de abrazos, este caminar de olvidos y la pena insoportable
de besos no dados.
A final sus lágrimas, mariposeadas
de luces, festonearon la negrura de la tarde, y hasta el silencio se enreda en
el recuerdo de un nombre, que nació para olvidarse.
El viento remueve las cenizas
del fuego que no pudo ser, aunque aún quedan rescoldos que pueden avivarse con
un soplo de ternura.
Secar las lágrimas, recomponerse
de amores y saber que cada latido, es un paso más que nos acerca a la
felicidad.
Superar un amor perdido tiene su tiempo, está bien que las lágrimas salgan y se derramen, luego vendrá el tiempo
ResponderEliminarde recomponerse, mirar la vida y sonreir de nuevo. Hermoso texto Juan, un abrazo!
El título de tu entrada me ha recordado un libro de Rosa Montero titulado "lagrimas en la lluvia" y el final de la peli Blade Runner, cuando el androide, tiene el famoso monolo de lagrimas en la lluvia,
ResponderEliminarUn abrazo.
Será mejor no remover esas cenizas, las brasas pueden apagarse antes de tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermoso relato Juan, todo el está adornado con palabras que calan a lo más hondo, tiene el aroma de las flores y la magia de las hadas
ResponderEliminarEspero que tengas un año magico y espléndido para ti y todos
Un abrazo
Sequémonos las lágrimas, recompongámonos de amores y aprendamos que cada latido es un paso más que nos acerca a la felicidad. Lo ha escrito y pintado un poeta.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces no hay más remedio que llorar, las lágrimas humedecen los ojos después de limpiar el alma.
ResponderEliminarUn escrito propio de un poeta que sabe como refrescar sentimientos.
Feliz 2024, Juan.
Hay cenizas que no vuelven a ser, pero como bien dices, la ternura, puede salvarnos.
ResponderEliminarprecioso el poema.
Un beso.
Termino de mandarte otro comentario y se lo ha tragado. Échale de comer que debe estar hambriento.
ResponderEliminarTe decía que te comenté el mismo día 8, búscame en los spams. Ya sabes que por mucho trajín que tenga, lo primero es antes.
Besos.
Allá va el tercero.
No aparece nada en los spams. El tercero, si lo he recibido, como puedes comprobar.
ResponderEliminarBesos.
Pues no sé, deben estar dando vueltas por el espacio cibernético, yo saco todos los días dos o tres de los spams, por eso creí que estaban allí.
EliminarEl texto está repleto de tristeza envuelta en poesía, digno de leerse una y otra vez porque cada párrafo es en sí, un tratado lírico que la imagen corrobora, menos mal que al final el rescoldo da un toque de alegría.
Un beso, poeta.
Miedo me da pulsar la tecla para editar el cuarto comentario y no es cosa de quedarse toda la noche de guardia por si desaparece.
¡A la de una , a la de dos y a la de tres!
¡¡¡Bravo!!!
EliminarMe voy a dormir tranquila, aunque con la duda ¿Estará o no estará mañana?
EliminarDos nuevos versos que no riman, o que riman en asonante, aún pueden componer bellos poemas para avivar los rescoldos todavía vivos.
ResponderEliminarTodo lo ilumina el filtro del amor.
ResponderEliminarEs posible avivar el rescoldo, un gesto de ternura va más allá de la piel, roza el alma.
Un abrazo Juan.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAdmirables metáforas, Juan...Se saborea la calidad literaria del texto y nos llega el dolor del recuerdo. Muy bien escrito y me gusta ese final esperanzador, que nos llega como las luces del alba...Siempre digo que LA VIDA EMPIEZA CADA DÍA.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tu buen hacer.