Entre el mar y la
vida, la memoria de la brisa.
Esa piedra medio
verde acariciada por la ola,
el espejo de las
nubes, donde se miran las sirenas.
El horizonte con
sus trampas de barcos como edificios
y la espuma con las
que despierto madrugadas,
que arrasa los castillos con los que soñé
cuando niño.
Olvidar el mar,
es apagar la luz de
las estrellas, en el fondo de los vasos,
poner grilletes en las alas de las gaviotas,
cuchillos a la rosa de los vientos
o robarle al arco
iris los colores.
Olvidar el mar,
es como olvidar los
recuerdos y los besos
que se esconden en
la arena, entre conchas y suspiros.
Es hacer oídos sordos
al respirar callado de las olas.
Olvidar el mar,
conlleva la
tristeza
de esa vieja barca,
desdentada y mohosa,
olvidada de vientos
y espumas,
sabiendo que ya no sirve para ninguna
singladura.
Olvidar el mar,
es abdicar
de deseos,
de versos
y de sueños.
Olvidar el mar, es
también morir un poco.
Cuánta belleza tiene tu poema Juan! Un abrazo!
ResponderEliminarNo puedo olvidar el mar, pese a vivir a unos escasos 60 Km, soy una ballena varada en la distancia..
ResponderEliminarUn abrazo.
Sólo puedo ir en verano, echo mucho de menos el encaje de sus olas. Tu soneto no puede ser más bello, Juan. Un abrazo,
ResponderEliminarQuien lo conoce, quien lo ha vivido, no puede olvidarle.
ResponderEliminarEl poema es mareavilloso, Juan.
Un beso
Esa vieja barca, desdentada y mohosa, aún sirve para alguna singladura. Basta con que alguien, o alguna marea alta, la devuelva a su mar.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan.
Para mi es imposible olvidar la mar, me enamoré de ella para siempre, forma parte de mi vida.
ResponderEliminarLa pintura es para enmarcar, propio de un artista como tu... y viene cargadita de bellos versos...
Besos
Hermosos versos y preciosa imagen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es qu eolvidar el mar es morirse un poco, seguro. No concibo la vida alejada del mar, pero estoy segura que sobreviviría sin él, si no pudiera estar cerca. Es la voz de la vida, el mecer de los sentidos, el horizonte y los reflejos. Es mucho, Juan, lo sabes.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y feliz martes
Hermoso y conmovedor poema, Juan. He visto el mar unas cuantas veces y no, no se puede olvidar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Buenos días o no tan buenos.
ResponderEliminarUna vez más mi comentario se lo ha tragado, no sé quién. Anoche lo escribí antes de editar mi entrada (0,19h) y la verdad que me pongo de los nervios, cuando te leo esta mañana y veo que no está, he mirado hasta mis spams: no hay nada.
En fin... se conoce que tengo que hacer más meditación, porque ahora estoy que me subo por las paredes.
¡Vamos allá!
Lo primero que te quiero comentar y anoche no lo hice (al final voy que tener que agradecer al "tragacomentarios", que me haya dado la oportunidad de puntualizar algunos aspectos), pues me refiero a que me ha encantado la forma en que has estructurado el poema en tres partes: los versos introductorios, las estrofas que hablan de "Olvidar el mar" y el ese epílogo contundente con que cierras el poema. Sin olvidar (esto sí te lo dije) la imagen tan maravillosa y cálida en la que me quedo colgada cada vez que la miro. ¡Vaya entrada que te marcaste para ser un lunes!
y subsanado ese olvido, decirte que corroboro de principio a fin todo lo que dices en tu precioso poema, no se puede olvidar el mar cuando has nacido en él en tantas "primeras veces" de tu vida, además del nacimiento físico. Cuando tus juegos infantiles estaban en sus orillas, cuando te desgarraron de él para ir a vivir a un lugar maravilloso, pero carente de brisa marina, de olor a yodo y sal, donde no se podía escuchar la música de las olas.
¡Yo nunca podré olvidar el mar!
Porque olvidar el mar sería morir un mucho cada día y yo quiero vivir ese mucho cada día de los que esté aquí.
Y ahora temblando y rezando, le voy a dar al "publicar", pero antes lo voy a "copiar", vaya a ser que el "tragacomentarios" tenga hambre.
Disculpas por el enfado y la extensión del comentario y un montón de besos.
Que buen poema. Es admirable como escribes y como pintas, mirando ese mar dorado por el amanecer me lleno de nostalgia pensando en lo lejos que estoy de mi mar y sus olas siempre violentas.
ResponderEliminarAplausos Juan.
mariarosa
Precisamente hoy he desayunado al lado del mar. A veces no valoro lo suficiente tener este privilegio
ResponderEliminarUn abrazo.
Juan, tu sensibilidad te permite seguir amando el campo manchego y enamorarte de ese mar, que tanto te inspira y te aporta...La imagen es una preciosidad y tus versos genuinos, trabajados, llenos de recursos poéticos nos sorprenden y deleitan a todos...Bendito ese mar Mediterráneo lleno de historia, belleza y arte, que se refleja en tus versos, Juan.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz semana, compañero de letras.
Referente a tu "minucia" bajo mi reloj. Mis disculpas por no mencionar la autoría. Estos días de colonoscopias, ando algo perforado. Ya está rectificado el descuido.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBonito poema amigo Juan.
EliminarY si bien sé que escribis poesía sin ser destinatarios de la misma, tu caso, y habiendo nacido yo en pleno Mediterráneo, hoy es otro mar quien humedece mis costas, diré...
A diferencia de las auténticas viejas barcas, mohosas, desvencijadas, olvidadas de vientos y espumas, que adolecen sobre la arena de ciertas olvidadas playas, los ligeros "bergantines" del ayer, que cruzábamos procelosos océanos, hoy seguimos, sino en aquellas lides, sí al son de las siempre ondulantes olas de la vida.
Abrazos Juan.
PD: Olas... De manual. :)))))) En fin...