EL
REPARTIDOR DE SONRISAS
Amaneció
con un tintinar de rabia en los diales y con un torrente de malos presagios, como la negra resaca de
un oleaje de dudas.
Acabó aquel tiempo en que las chispeantes burbujas de
una fiesta sin fin, resultó ser tan lábil y
engañosa, como lo es el zalamero amor de una
vulgar hetaira a un cliente tirillas y de
menguada faltriquera, fácilmente propenso al calote
y la trampa.
La
vida había cambiado para todos, pero él notó el doliente desgarrón de la
pobreza, cuando perdió todo aquello por lo que había estado luchando desde su llegada de la lejana patria, de la
que tuvo que salir, huyendo del mismo horror que ahora padecía.
Sin
trabajo, sin familia, sin siquiera la tranquilidad de un respaldo sanitario,
que le salvaguardase de cualquier enfermedad, con la sola compañía de su hambre,
terminó por llegar al Hospital Infantil.
Legó
a la planta de oncología.
.-
¿Cómo estás, Lautaro?. ¿Como todos los días?
.-
Bien ¿y vos? Qué remedio, tengo que curar tristezas.
Con
su sola roja nariz postiza y un triste bandoneón de hambre y rabia sonándole en
el alma, el payaso Pampito entró sonriente en la sala.
.-¿Cómo
estáis, pibes?
Aquella
mañana desayunó besos con sabor a ajonjolí y canela, sonrisas ribeteadas de esperanza,
miradas con ansias de futuro y también aprendió que el que no tiene que
ofrecer, al menos puede regalar sonrisas.
(Ruego leáis el primer comentario)
Dos breves consideraciones: Si alguien se atreve a contar, verá como son mas de 200 las palabras utilizadas. Escardar la prosa, hubiese restado sentido a lo que pretendo decir y no creo que el esfuerzo por leer sea excesivamente fatigoso.
ResponderEliminarLa palabra "malote" no figura en el diccionario RAE.
La he cambiado por "calote", de parecido matiz fónico, pero más sugerente y desconocida.
Perdón, por no seguir las normas.
A mi edad me hace ilusión.
Un abrazo y una sonrisa.
, no sé cuál es el propósito de la cuenta de palabras aquí, cuando proliferan las esencias de la vida, la infancia, la tristeza, la lucha, el sobrevivir, las delicias de besos con sabor a ajonjolí y canela. Vale la pena desoír las normas.
ResponderEliminarSaludos.
La sonrisa que provoca un payaso tiene un valor inmenso, ojalá la vida sea más gratificante con ellos.
ResponderEliminarBesitos
Los payasos, encargados de hacer sonreír y, al tiempo, personajes con un halo de tristeza innegable. A mí me hacían llorar de pequeño.
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen la que la sonrisa es el mejor remedio para el alma... incluso hay un terapia basada en sonreír para curar algunas enfermedades.
ResponderEliminarUn texto excelente, (como todo lo tuyo) y con un mensaje intenso.
Te dejo un fuerte abrazo Juan, bonito día!
Buen relato, se siente ese instante de felicidad en medio de la amargura.
ResponderEliminarUn abrazo.
No te preocupes amigo, yo también me pasé de palabras, pero por una vez ¿quién se va a enterar?, me gustó tu relato.
ResponderEliminarMe ha encantado que a tu edad te hace ilusión no cumplir las normas :) muy bien, rebelde hasta el final.
ResponderEliminarHay quien tiene mucho y sin embargo no es capaz de regalar una sonrisa.
Bss.
Me ha encantado Juan y el final me parece precioso
ResponderEliminarUn beso
No importa si te pasaste de palabras, a veces es necesario.Mi hijo y yo utilizamos muchísimo la palabra "malote" ja,ja y me hizo ilusión cuando la vi en la propuesta. Muy buen relato, feliz y esperanzador pero con un deje de tristeza. La foto preciosa. Un beso
ResponderEliminarVeo que el "malote" original se volvió "calote" en tu relato jejej pero igual el despliegue creativo logró hilvanar la historia con solvencia y sentimiento.
ResponderEliminarSaludos jueveros!
=)
Gracias Juan por llegar a esta convocatoria, las normas solo son eso, normas, y como tales saltarlas es puro disfrute, para nada uno deja de leer por que algun amigose pasó dos, tres o 23.000 plabras. Sobre tu texto decirte que es una historia preciosa, uno se adentra en ella letra a letra. Regalar sonrisas a pesar de la tristeza de no tener nada, pero claro ese nada es material, lo que realmente importa y lo que alegra el alma, se lo llevaba cuando se ponia esa naríz roja.
ResponderEliminarUn abrazo agradecido.
Segun cuentan, esta es la vida de los payasos. Un abrazo.
ResponderEliminarme gustó tu bien elaborado relato. Gusto en conocerte Juan!!
ResponderEliminarCreo que la vida de escribir también debe contemplar el arte de romper las reglas. Muchas veces pasa, muchas veces nos aturdimos buscando las palabras mas hermosas, pero lentamente fluyen las palabras que deben fluir, las ideas que deben imperar.
ResponderEliminarYo, joven chigüín de mi Nicaragua también reto a mi propio criterio y me dejo llevar por los sentimientos al escribir, hasta el puento de querer ocultar mucho a través de lo que salga, sea cual sea la figura literaria que utuilice.
Al respecto de lo que escribiste me llamó la atención lo último:
"Aquella mañana desayunó besos con sabor a ajonjolí y canela, sonrisas ribeteadas de esperanza, miradas con ansias de futuro y también aprendió que el que no tiene que ofrecer, al menos puede regalar sonrisas.".
Bendiciones y gracias.
Hacer reír es, para mí, una de las profesiones más difíciles del mundo. Pero cuando se consigue, también es una de las más gratificantes.
ResponderEliminarBuen relato, agridulce, pero que trasmite.
Un saludo.
Ahora sí...antes me había pasado por alto el cartelito!
ResponderEliminar=)
Juan Luis no sé que edad tienes pero lo de transgredir las normas es muy estimulante a cualquier edad. Aquí lo que importa es la participación, el contenido será en cada caso el que sea, pero a la vista está que lo has resuelto de maravilla, pues además de las complejas palabrejas, tu relato emana ternura y nos recuerda una realidad que estremece por lo actual y próxima.
ResponderEliminarAbrazos
Un emotivo relato que realza sin dudas la capacidad de entrega que tienen ciertas personas, dejando a un lado las lágrimas propias para regalar sonrisas a otros -otros que tal vez las reciban como la mejor de todas las medicinas.
ResponderEliminarValieron la pena las palabras que escaparon de más, más que entendible, el texto las requería sin dudas.
Un beso!
Gaby*
Un relato lleno de tristeza y de queja por el mundo actual, donde hemos olvidado la empatía y cada uno se tiene que buscar la vida, en este caso regalando sonrisas porque otra cosa no puede.
ResponderEliminarMe ha encantado aunque no apareció el corazón contento
Un abrazo
Que bonito es sacarle sonrisas a los demás. Bonito relato aunque he tenido que leérmelo dos veces por su vocabulario.
ResponderEliminarUn beso Juan y nunca cambies. Pasa un buen fin de semana.
Pd : Me hace mucha ilusión ver que te sigues pasando por mi blog para dejarme palabras bonitas.
Parisina (L)
No es fácil llevar alegría a personas con dificultades de salud, pero siempre son agradecidas cuando tratas de facilitarles la vida aunque sea un ratito. Muy tierno tu relato a pesar de todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Dicen que la vida de los payasos esta llena de dificultades,y tu relato lo corrobora...Hacer reir cuando por dentro estas lleno de dolor creo que es algo para lo que hay que nacer...Precioso relato amigo Juan. besos mil con una sonrisa dentro jajaja.
ResponderEliminarUna sonrisa puede salvar una vida o un mal día. Se agradece la tuya: esa encantadora historia, tan humana.
ResponderEliminarUn abrazo!
Aplaudo a ese payaso capaz de hacer sonreir a unos niños enfermos pesar de estar roto por dentro, y te aplaudo a ti por ser tan sensible y también por transgresor. Ale!!! :)
ResponderEliminarMe gusta regalar música, así que te dejo un par de vídeos que tienen algo que ver con hospitales, payasos y hacer más llevadera la enfermedad a los niños:
- Éste es de la película "Patch Adams" y lo tengo entre los favoritos de mi canal de youtube: CLICK
- Y este otro es del grupo de música Maldita Nerea, y lo compartí por Google + : CLICK
Besos, Juan L. Encantada de descubrirte.
Pd.: que sepas que, gracias a tu relato, hoy he aprendido algunas palabras que desconocía. :)))
Magnifica conjuncion de palabras y sentimientos. La figura del payaso es un arco iris entre tristeza y tristeza.
ResponderEliminarUn beso.
Coincido con tus comentaristas: la utilización y el orden de las palabras claves crean una composición perfecta, llena de descripciones, con una disminución del dolor y la tristeza y, una alegría insospechada. Es perfecto Juan.
ResponderEliminarun abrazo
Leyendo tu relato, que dicho sea de paso se me ha hecho cortísimo, me ha venido a la memoria la frase que es toda una declaración de principios: "La función debe continuar", aunque esté triste por dentro, aunque la pobreza se haya instalado en su vida, le proporciona felicidad hacer dichosos a los demás, sobretodo si esos demás son niños enfermos. Preciosa tu aportación esta semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
La nostalgia se cuela en tu relato, pero sin opacar la luz de la solidaridad.
ResponderEliminarMe gusta pensar, que hay gente así de generosa...
Un fuerte abrazo
ah... y me parecen geniales los rebeldes con o sin causa!
ResponderEliminarSiempre se necesitan esas personas que arrancan sonrisas y lo hacen desde el corazón... las palabras deben ser las que hagan falta cuando el mensaje habla sobre solidaridad...
ResponderEliminarBien hiladas y acertadas
Besos
Como quien dice te has montado en la calesita de la prosa, con sonrisas auténticas, jugando con las palabras. Me gustó, Juan, como todo por aquí (Ya ves que estoy de gira por tu blog, me lo he regalado en esta tarde fría y lluviosa con ganas de mate y poesía). Cariños
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