sábado, 23 de noviembre de 2013

DE LO QUE NO ME AVISARON


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DE LO QUE NO ME AVISARON



Cuando mi primer llanto,
nadie me avisó  de que no sería el único.
 Ni nadie me dijo, que de mayor
no tendría el consuelo del abrazo lenitivo de mí madre.

Nadie me advirtió sobre la gravedad,
ni otras teorías,
cuando en las siestas, dormitaba bajo el manzano,
ahíto de carreras, calores y colores.

Nadie me prohibió seguir jugando,
cuando al caer la tarde hilaba sueños
y perseguía mariposas y respuestas.

Nadie contabilizo el tiempo
de mis tórridas mañanas,
cuando, grumete de la trilla,
era yo quien marcaba las horas
en el rubio reloj del sol de la era y la parva.

Ni supe de raras cortezas
y extraños agujeros de tétricos colores,
cuando, empinado en las tapias,
trataba de robar estrellas a la noche.

Si vestía con sudor, rasguños y temblores,
(uniforme necesario para la caza de los pájaros)
nadie me exigió ponerme una corbata.

Ni en las palabras del maestro,
(paciencia, sabiduría y polvo de tiza en las solapas),
llegué a presentir la necesidad de un “currículum”.

De números aprendí lo justo,
(y eso que me ayudaba con los dedos),
porque nunca me gustaron
resolver los problemas que restaban.

Ahora cada vez soy menos yo,
si no consigo recordar
un montón de claves y números secretos,
que le han restado importancia
a los propios apellidos.

Me despidieron de la niñez sin preaviso
y tuve que aprender a trompicones
a ordenar la poca información  que me dejaron.

Y aún ando en ello:
tratando de vivir como me exigen,
sin poder olvidar la limpia vida,
de aquel niño de hace tanto tiempo,
que ya solo me habita en la nostalgia.


De mi libro “Por un hombre en paz”













19 comentarios:

  1. Si nos lo hubieran dicho, másd de uno hubiéramos dado marcha atrás y nos hubiéramos metido de nuevo en el vientre materno-

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  2. De las cosas malas no nos avisaron y así no nos hemos desesperado con antelación.
    Pero de las buenas tampoco nos avisaron y por esto no hemos perdido la ilusión de descubrirlas.
    Y hasta el último momento será así.
    Abrazote, Juan. Y sonrisa.

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    Respuestas
    1. ¿Y quién le iba a decir al árbol muerto que le abrazaría esta magnífica buganvilla? ;)
      Un placer leerte :)

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    2. Muy bonito, con el paso del tiempo se perciben las cosas mejor y aquellos años de la niñez quedan gravados, son recuerdos de sueños y anhelos de un tiempo feliz…
      Añoranza de esa libertad de corretear por el campo, de tórridas mañanas,
      cuando eras grumete de la trilla, de perseguir mariposas y de robar estrellas a la noche …

      Un cálido abrazo

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  3. Ya decía yo que me sonaba... ;)

    Qué fácil es la niñez, la facilidad que nos hacía ser felices, y cómo nos gusta complicarnos con los años y cuadricular nuestras vidas...

    A veces no está mal volver a ser un poco niño, dejarnos llevar, y soñar y sentir como entonces...

    Un abrazo

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  4. Qué bonito Juan, o quizá la experiencia en su momento dejo contrariedades, pero veo que a la larga, quedó la sabiduría que nos compartes. Gracias.

    Feliz Domingo.

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  5. Nadie nos avisa, quizás para no angustiarnos con antelación, pero también hay cosas bellas que vamos descubriendo.

    Un beso Juan, te cuidas

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  6. Asi es Juan, y si nos avisen que nos hablen de todo , lo bueno y lo malo, las humillaciones y las satisfacciones, enemigos y amigos...de este camino que se hace caminando, de los seres que perderás y los que hallarás....y de los que siempre contigo están.

    Maravillosa poesía , llena absolutamente de sentimiento en cada instante y de verdad.

    Besos grandes y fuertes ♥♥♥

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  7. Aprendimos a trompicones, pero como mandan los cánones, de haberlo hecho de otra manera, puede que no estuviéramos aquí.

    Saludos

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  8. Tropezar, caer, levantarse, aprender de la experiencia... Siempre es un trabajo duro, pero muchas veces reconfortante.
    Un abrazo.

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  9. La nostalgia, si se le coge empeño, es veneno, la memoria del niño permanece sin añoranza, cuando se han subido árboles, respirado trigos o viñas, cuando se ha ido a por pájaros y lunas, queda, persiste, es equipaje y nos ayuda a encarar lo que hay, se lleva adentro, sin que nadie nos avise, un beso.

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  10. Ah, my friend, la escuela de la vida. Aunque, como ya han comentado algunos amigos, no sólo nos quedó velado el sufrimiento y los sinsabores, también esas delicias que crecen en el árbol de la vida; el descubrimiento de esa estrella que te acompaña por el resto de la misma y sin la cual nada tendría sentido.

    Yo recuerdo con mucho cariño mi infancia pues fue una infancia llena de amor y rodeado por unos mayores que me enseñaron, con su ejemplo de vida, dónde reside aquello que de verdad importa, aquello que es ajeno al tiempo y sus medidas: el amor. No, yo no quiero volver sobre mis pasos. Yo quiero vivir cada instante y darme cuenta de ello.

    Un fuerte abrazo

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  11. Cuánta razón, Jota. Los niños que nos habitan se dedican entre otras cosas a ser poetas, un modo como otro cualquiera de escapar de los códigos. Un abrazo helaaaaaado.

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  12. Que difícil es dejar la niñez, acostumbrarse o resignarse a la vida adulta, que llega de sopetón y sin previo aviso, y uno queda prendado de esas cosas tan bellas que nadie nos aviso que se iban a terminar tan pronto.
    Hermoso poema, emotivo y sentido.
    Un abrazo.

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  13. Me ha gustado mucho esta mirada nostálgica, me he visto reflejada en ella, incluida esa pena por la pérdida de la inocencia, de la ingenuidad.

    Besos

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  14. La nostalgia y las inquietudes, un cuerpo que va por delante y una mente que recuerda y establece... esa nostalgia, a veces, nos la juega...

    Cafelito y abrazo.

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  15. La infancia es la época dorada de la vida. Despues crecemos y todo lo dorado se vuelve gris y árido, la vida se muestra tal cual es.

    Bss.

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  16. Nadie nos avisa de muchas cosas , por eso aveces el mejor maestro durante toda la vida seguimos siendo nosotros mismos.

    La fotografía es perfecta, parece que el colorido de las flores protegen a este árbol caído , animándolo a que vuelva a crecer y florecer.

    Un saludo Juan.
    Parisina

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  17. Creo que aún queda mucho de tu niñez, escondida entre tus versos y palabras que nos ofreces en cada post. Es precioso Juan.

    un abrazo

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