Fotografía de Internet retocada con photoshop por el autor.
El flamenco no puede
entenderse sin la magia del “duende”.
En
su segunda acepción de esta palabra en el diccionario de la RAE, podéis
encontrar:
Duende:
encanto misterioso e inefable.
Por
mucho que lo tratara, nunca podría mejorar la explicación de este misterio, comparando a como lo hizo
el poeta García Lorca en su conferencia “Teoría y juego del duende”. Pero no os
preocupéis, solo copiaré una pequeña parte de esa conferencia que seguro os hará
entender este misterio.
“Una vez, la “cantaora”
Pastora Pavón, la Niña de los Peines, sombrío genio hispánico, equivalente en
capacidad de fantasía a Goya o a Rafael el Gallo, cantaba en un a tabernilla de
Cádiz. Jugaba con su voz de sombra, con su voz de estaño fundido, con su voz
cubierta de musgo y se le enredaba la cabellera o la mojaba en manzanilla o la
perdía por unos jarales oscuros y lejanísimos. Pero nada: era inútil. Los
oyentes permanecían callados.
(……) La acompañaban
gente importante y entendida.
Pastora, terminó de
cantar en medio del silencio. Sólo y con sarcasmo, un hombre pequeñito, de esos
hombrines bailarines que salen, de pronto, de las botellas de aguardiente, dijo
con voz muy baja: “! Viva Paris!” , como diciendo: “Aquí no nos importan las
facultades, ni la técnica, ni la maestría. Nos importa otra cosa.”
Entonces La Niña de
los Peines se levantó como una loca, tronchada como una llorona medieval, y se
bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar sin
voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero con duende. Había
logrado matar todo el andamiaje de la canción para dejar paso a un duende
furioso y abrasador, amigo de vientos cargados de arena, que hacía que los
oyentes se rasgaran los trajes casi con el mismo ritmo con que se los rompen
los negros antillanos del rito, apelotonados ante la imagen de Santa Barbara.
Tuvo que desgarrar su
voz porque sabía que no valían las formas, solo valía el tuétano de las formas,
música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que
empobrecer de facultades y de seguridades; es decir, tuvo que alejar a su musa
y quedarse desamparada, que su “duende” viniera y se dignara abrazo partido. ¡Y
cómo cantó!. Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre digna por su
dolor y su sinceridad, y se abría como una mano de diez dedos por los pies
clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de San Juan de Juni.(….)
Permitid
ahora mi vivencia personal: yo he sentido en mi piel y mis entrañas esa
inolvidable vivencia del duende.
Hace
muchos años, en una bodega de Valdepeñas, asistiendo “los cabales”, cuando en la noche, subió el diapasón de los
sentimientos, un aficionado y buen amigo llamado Anselmo, conocedor de todos
los palos del flamenco, pero parco en facultades, se rompió por dentro cantando
una “seguirilla” de Fosforito
Hermano de mi alma
ven siéntate a mi vera
porque en estando
tu conmigo
quizas yo no me muera
Yo no le temo a la
muerte
morir es natural
lo que le temo
son a las cuentas tan
grande que
a mi Dios le he de dar
yo no le temo a la
muerte
morir es natural
Juro que la luz se hizo y habitó entre las
tinajas y los empotros y sentí como esos sonidos negros del duende se posaron
en mi piel, trastocando mis latidos.
Excelente pos en honor al flamenco y a estos artistas inmortales.
ResponderEliminarFeliz día Juan.
Formidable Pastora Pavón, La Niña de los Peines, y mujer de otro de los grandes a mi parecer de Pepe Pinto. Lo que has narrado de la Niña de los Peines, es admirable, y eso es tener duende en el cante y poderío. Y la "seguirilla" que cantó ese amigo por Fosforito es para enmarcar. Me he acordado por la letra a las canciones de Pepe Pinto, que como te pillara un poquito bajo de moral o con algo de "depre" te hartabas de llorar, además el tío recitaba de cojones. También has hecho mención del gran maestro Rafael "El Gallo" y estas entradas me encantan, porque el flamenco y los toros es mi pasión. Como dicen ahora gente muy "progre" y que se las dan de muy liberales e izquierdistas, quizá es que nosotros, o yo en este caso seguimos siendo de la España profunda, pero a mí lo que digan como que me la pela. La imagen con esos retoques te queda muy chula, y volviendo a Fosforito, yo creo que como este genio, ya parirán muy poco.
ResponderEliminarAbrazo JUAN.
¡A LAS MUY BUENAS noches, Juan! Como el anterior de esta temática, te ha salido un post bordado, sí señor. Además, me parece genial reivindicar este cante tan nuestro y tan arraigado en nuestras tradiciones. Por lo demás, suscribo lo último que ha mencionado el comentarista Rafa sobre la progrez y sus "guayeces"...
ResponderEliminarAbrazote de nuestra parte!!!
Te he leído antes pero no he podido comentar, aunque si he disfrutado dejando que un escalofrío recorriera mi espalda. El duende es un nombre pero no se compra ni se vende, se tiene o no se tiene. Me encanta la manera de montar la entrada, nos has ido dando cada vez mas hasta llegar al "pellizco" de Fosforito. Gracias por esto. Abrazos
ResponderEliminarEriza la piel lo que has escrito...
ResponderEliminarNo hay palabras... Precioso!!
Muchos besos, Juan.
La verdad es que cuando el “duende” se manifiesta es una experiencia casi mística. No todo el mundo ha podido sentirlo como tú en Valdepeñas pero con tu explicación si que lo hemos sentido pasar más cerca. Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué bien lo has descrito, Juan!
ResponderEliminarYo también he tenido el privilegio de sentir ese duende con más fuerza que nunca en una trasnochá en la que un cantaor. que se decía aficionao, cantó en el silencio de la noche una Petenera. Sólo de recordarlo se me pone la piel de gallina.
Un abrazo con duende.
Pura emoción.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fue en una reunión con un pequeño grupo de compañeros sindicalistas no más de 5, uno de ellos gran cantaor que llegó a ser presidente de una gran Peña Flamenca, se puso a cantar, costó trabajo que se arrancara, pero cuando lo hizo, dios santo, aquello fue el duende que nos engancho a todos, fue cuando comencé a amar el cante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Juan :)
ResponderEliminarSe dice que Pastora Pavón estaba en su "salsa" cuando estaba "aviá" de aguardiente o vino fino..Qué peñizco me tiró el corazón al leer esto!
ResponderEliminar¡"Chapeau"!
Besos.