martes, 20 de noviembre de 2018

¿EN QUÉ REINO ENTRARÁ?








¿EN QUÉ REINO ENTRARÁ?
                                    (Microrrelato)

Hoy Día Universal del Niño, esto es lo que se me ocurre

Por más que lo pensaba, no podía entender, como aquel sacerdote joven que lo catequizó, no había conseguido desbrozar, el mensaje del Evangelio según San Marcos, capítulo 10, versículo 13-16, ese que habla del acercamiento de los niños a la felicidad.

Su propia soledad y el diario drama de saberse roto por dentro y por fuera, era la consecuencia de una vida que nunca acababa de cuajar.

A pesar del tiempo pasado, no pudo evitar ese temblor de entre rabia y vergüenza, que siempre sentía al pasar junto a la iglesia, donde aquel sacerdote, ahora párroco, seguía ejerciendo su ministerio.



13 comentarios:

  1. Lucas es le que pone el dedo en una llaga. Lucas, 18. 16 Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. Mateo también es rotundo.... Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. Mateo 18.6, y Mmarcos también habla de los niños y su mirada.

    Está visto que hay sacerdotes que no supieron leer e interpretar los evangelios. Tu texto es inquietante. En el mío, un adulto, lejano del lugar donde fue había sido tocado, es una reflexión desde la lejanía, traída a la memoria por un aroma concerto. En este caso, es cada dí tal vez cuando el protagonist ha de pasar ante el escenario de sus tocamientos. Es un relato muy corto, pero es que aveces, menos es más. Buena, esmerada construcción.

    Me quito el sombrero. Un abrazo grande y un martes al sol con canela de otoño en la mirada.

    ResponderEliminar
  2. Desgraciadamente, hay muchos, demasiados. Mientras tanto las altas instancias de la Iglesia soltando palabras huecas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Eso, ¿En qué reino...?
    Es un microrelato, y está perfectamente hilado... además de leerlo varias veces para empaparme de tu cabal mensaje, me invita a reflexionar. Gracias Juan. No te lo vas a creer, pero me sirve de mucho.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Un relato muy, muy real demasiado. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Rabia y vergüenza que se siente cuando les oyes hablar. Incluso cuando dicen algo cierto suena a mentira.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Los niños duelen, no deberian verse nunca sometidos, ni tener hambre. Deberían sentirse queridos y valorados. Un relato magnifico, tan real que hace daño, Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Fuerte relato, cruel y verdadero. Saludos, Juan!

    ResponderEliminar
  8. Tantas cosas por las que pedir perdón y que son imperdonables....

    ResponderEliminar
  9. Hola Juan, con estas cosas se siente mucha rabia he impotencia al ver que detrás de esas sotanas que se supone deben dar cariño, hay tanta maldad y que encima son mas o menos intocables, se siente el dolor del protagonista de tu relato.

    Besos.

    ResponderEliminar
  10. Hola Juan: relato corto, pero intenso. ES vergonzoso que amparados por la Iglesia Católica Apostólica y Romana cometan estas vilezas y encima quieran esconderlas. Hay que creer en Dios pero dejando a sus minstros a un lado. Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. Un microcuento claro, contundente y rotundo, que duele y profundiza en la realidad...Ese niño grita entre las letras y nos hace reflexionar a todos... Juan.
    Mi felicitación y mi abrazo

    ResponderEliminar
  12. La vergüenza de la iglesia que tendria que hacer recapacitar a los creyentes. Duro y contundente, besos.

    ResponderEliminar
  13. Duele cada letra. La rabia y la impotencia ¿quien paga?
    Un abrazo

    ResponderEliminar