El gran Duke Ellington, dijo en alguna ocasión,
que si había un auténtico Mr. Jazz, este
era Louis Armstrong.
Y no le faltaba razón.
Este nieto de esclava, abandonado por su padre, e hijo de una prostituta de
Storville, estaba predestinado a la cárcel, en esa Nueva Orleans del 1900, donde
la miseria de los negros, abocaba a los jóvenes a toda clase de vivencias,
naturalmente fuera de la ley.
Unos disparos al aire
durante una algarada, fue el motivo de que Louis ingresara en la cárcel-reformatorio.
Y esa fue su
salvación; el maestro de música de la institución, le enseñó a tocar el
clarinete, la corneta y la trompeta.
Al salir de la cárcel
- reformatorio, trato de devolverle al alcaide de la misma, la trompeta que le
había comprado. Respondiéndole este, que como estaba seguro de que haría mucho
dinero con su arte y podría comprarse muchas y muy buenas trompetas, solo le
pedía que, cuando esto fuera así, le devolviera la vieja trompeta que él le
había comprado.
No se equivocó. Fue el
primero, que llevó hasta el gran público, la tremenda hermosura y dureza del
jazz.
El gran Satchmo, como se le conocía, (por cierto
ese apodo de Satchmo, viene de la palabra Satchelmounth, boca de bolsa), fue el primero que llevó el “jazz” a los grandes salones y teatros,
teniendo el respeto de todos, fuese cual fuese el color de su piel.
Nada mejor para entrar
en el misterio de su trompeta y de su voz ronca y luminosa que estos versos de
Gabriel Celaya.
Ciertas voces negras, roncas,
calientes, cancerosas,
trastornadas
por algo muy de dentro, más
hondo que el
[amor,
tan de la vida perra que no
admite ese lujo
del sentimentalismo: y el You y el yo,
rompen a veces ,
rompen,
desgarran más que rompen,
cogen
el alma por los pelos y la
arrastran,
y sacuden
la vida por su nada,
le quitan polvo y paja,
les raspan sus cascarrias,
le dejan en su amor irreductible
y pequeñito
y en su áspero dolor,
y en la verdad
de lo que ya no cabe llamar solo
canción.
Entonces uno entiende lo real
del milagro
Porque todo es sencillo y a la
vez es muy raro
Entonces…
No voy a explicarlo.
Recuerden a Louis Armstrong.
Escuchen esta versión
de“La vie en Rose” y disfruten con su
voz y su trompeta.
La historia que cuentas de Louis Armstrong es interesante, y prueba que cuando se dan las condiciones idóneas, se puede salir adelante de cualquier situación. Cierto es que en casos así es necesaria esa atención y dedicación de otros...
ResponderEliminarAbrazo Juan.
Esta anécdota de los inicios de Amstrong nos devela hasta qué punto hay un factor suerte en las desgracias. Ese reformatorio le abrió las puertas a su propia genialidad musical, que tal vez, sin ese avatar del destino nos habría privado de ella.
ResponderEliminarEdith Piaff seguro que aplaudía esta versión que descerraja el alma. Gracias por compartir tan buen tema. Un gustazo escuchar, y leer ese poema que nos regalas, de Celaya. Un abrazo y feliz domingo, con nubles o con sol, como acierte a mostrarnos la jornada
Hola Juan, desconocía lo que nos cuentas de este grande del jazz como es Louis Armstrong, la suerte que tuvo es encontrar a esa persona que le ayudo y encarrilo el destino de su vida para suerte de todos los que le admiramos, maravillosa versión la que nos dejas.
ResponderEliminarBesos.
Tú sí que sabes tocar el punto débil de la gente :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
No conocía la vida de este monstruo, sólo conocía su voz y aunque es lo que lo ha hecho famoso, su trayectoria vital sin lugar a dudas debió influir n crearlo un mito.
ResponderEliminarMuchas gracias por el regalo que nos dejas que por mucho que se escuche, siempre se le sacan matices nuevos.
Una auténtica pasada!!!
Gracias por traernos algo de su biografía. Por cierto muy interesante y que ademas no conocía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como siempre un gusto entrar aquí. Para aprender el porqué de ciertas cosas, disfrutando.
ResponderEliminarMe encanta Amstrong: forma parte de mi banda sonora desde siempre, se oía mucho en mi casa cuando era niña. Y esta canción, también.
Gracias, Juan. Un abrazo grande.
Impresionante la vida de Armstrong,que tuvo su ángel en la adversidad.La vida siempre ofrece nuevas oportunidades y él supo aprovecharlas...Nos deja el alma en sus melodías, rompe, rasga y arranca el milagro, como decía Celaya.
ResponderEliminarGracias por dejarnos este bello post, Juan.
Mi abrazo y feliz semana.
Una entrada muy didáctica. Gracias, Juan. Me encanta el jazz y la poesía. Hoy has dado en el clavo.
ResponderEliminarBesosssss