Como todas las noches
se puso a buscar, desde el mar como la luna se hacía grande, para poder
mandarle besos azules.
Cuando el día se
suicidaba entre acantilados y el sol perdía su calor y su fiereza, desde la
playa aquella mujer se hacía ola para poder comulgar con el mar, buscando
siempre las corrientes plateadas que presagiaban horizontes.
En esta brillante y
diaria puesta en escena, recordaba, mientras la espuma le ponía anillos a sus
dedos de los pies, aquellos amores que le dejaron huella, los que nunca se
realizaron y sobre todo, el amor a su madre.
Un día, de vuelta a
casa, revoloteando en el “portátil”, se encontró con el poema titulado, “Palabras a mi madre”, de la poeta
argentina Alfonsina Storni:
No las grandes verdades, yo te pregunto, que
no las contestarías; solamente
investigo
si, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
por los oscuros patios en flor, paseándose.
Y si, cuando en tu seno de fervores latinos
yo escuchando dormía, un ronco
mar sonoro
te adormeció las noches,
y miraste, en el oro
del crepúsculo,
hundirse los pájaros
marinos.
Porque mi alma es toda fantástica,
viajera,
y la envuelve una nube de locura ligera
cuando la luna nueva sube al cielo azulino.
Y gusta, si el mar abre sus fuertes pebeteros.
arrullada en un claro cantar de marineros
mirar las grandes aves que pasan sin destino.
Desde
aquel día, tal como escribió Cesar Vallejo:
“poesía fue la
carta moral que acompaña a su corazón” y
comenzó a buscar palabras que quemasen como brasas, frases que tuvieran
cadencia de ternura y versos que condensan belleza e inquietudes.
Quizás,
alguien le dijo que escribir poesía era lo mismo que escribir en la arena de la
playa, cerca de donde el mar se desvanece.
Pero
se acordó de su felicidad de niña, haciendo castillos junto al mar y desoyendo a
ese alguien, siguió escribiendo poesía.
Lo
que sí recordó, fue un soneto leído en alguna parte:
Un soneto es soñar la tesitura
que el poeta le va poniendo al cielo.
Catorce golondrinas que en su vuelo
picotean en jardines de hermosura.
Armar con una bella arquitectura
la frágil consecuencia de un anhelo,
poner en las palabras terciopelo
y que suene a compás la partitura.
Enmarcar con estrellas la tristeza
y soñar con aquello que no fuimos,
pintando de color el alfabeto.
Encontrarle a lo feo la belleza,
poner a flor de piel lo que sentimos.
¡Enseñar del latido su secreto!
Desde aquel momento,
tuvo la certeza de que escribir poesía era una de las mejores y menos problemática
manera, de sentir amor.
Por suerte hay otras maneras de sentir amor, de no ser así, no se que hariamos aquellos que como yo somos incapaces de juntar un pareado.
ResponderEliminarEl cuado que acompaña a tu entrada me resulta tan bueno como la entrada misma, solo el, ya lo dice todo.
Un abrazo.
Querido Juan, me alegra mucho que de nuevo hayas abierto los comentarios. La pintura que nos traes hoy es espectacular. También me ha encantado el poema.
ResponderEliminarAbrazos.
… ¡Una mujer! En el templado rayo
ResponderEliminarde la mágica luna se colora
del sol poniente al lánguido desmayo,
lejos entre las nubes se evapora;
sobre las cumbres que florece mayo
brilla fugaz al despuntar la aurora,
cruza tal vez por entre el bosque umbrío,
juega en las aguas del sereno río….
Una mujer de la que acaba diciendo que solo existe en la mente del poeta, que es «el amor que al mismo amor adora» o, lo que es igual, una «mentida ilusión de la esperanza». Pocos poemas de amor, pero magníficos versos de Espronceda.
Inspiradora y hermosa entrada, Alfonsina Storni protagonista de una vida dura reflejó sus depresiones en la poesía con tintes postmodernos, nunca me deja indiferente y tu soneto lo recuerdo, lo debías y lo pagaste con versos estupendos. Un abrazo con disculpas por la extensión
Una entrada de lo más completa, por imagen y palabra.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Un abrazo.
Juan, esa mujer que es mar, luna y poesía nos ha cautivado, amigo...De alguna manera, todos los que amamos la poesía nos vemos reflejados en ella. La belleza en tus letras-imagenes, Alfonsina con su recuerdo maternal y el bello soneto final, que nos regalas...y que es pura magia y sonoridad, le dan al post una calidad literaria magistral, amigo. La imagen totalmente creativa redondea tu creatividad y entrega...Una preciosidad, todo un homenaje a la poesía y a todos los que la amamos.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable admirado y agradecido por seguir dándonos lo mejor.
¡vaya entrada que te has marcado hoy!
ResponderEliminarSe nota que vienes descansado, el año que viene cuando te despidas de nosotros,incluso nos vamos a poner contentos, pensando en los poemas que nos traerás nuevos.
Es broma , nunca los buenos discípulos se alegran de la marcha, aunque sea temporal, de un buen maestro.
Precioso ese poema que nos regalas, con tu permiso me lo guardo, porque ya sabes lo que para mí representa el mar y la luna.
¿qué decirte del soneto?¿ Y de la Storni? Conmovedora más que nunca.
Gracias mil por tu generosidad en dejarnos una entrada para disfrutarla a lo largo de siempre.
Un fuerte abrazo.
MARAVILLOSA ENTRADA, LA HE DISFRUTADO, VENDRÉ A RELEER, NO LO DUDES.
ResponderEliminarMIL GRACIAS JUAN.
BESOS.
Admiro tu sensibilidad y tu polifacetismo. Lo mismo nos regalas una impactante pintura, que nos escribes un inolvidable soneto. Tienes arte hasta para seleccionar lo que han escrito otros.
ResponderEliminarGracias por tanto, Juan.
Un abrazo.
Lindo el poema de Alfonsina Storni. Pero ese soneto me ha llegado al corazón.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Juan
Que tendrá la Luna... que tendrá
ResponderEliminarQué precioso soneto y qué bella imagen!!!
ResponderEliminarTu creatividad y tu arte enriquecen mi vida cuando pasó por aquí.
Feliz tarde.
Juan, lo mejor de tu entrada para mí, es el soneto que la cierra. ¿Quién es su autor? :))
ResponderEliminarUn abrazo.
Por supuesto que sé que el soneto es tuyo, Juan, lleva tu sello 😀
EliminarPoesía al por mayor! GRACIAS JUAN! Un abrazo!
ResponderEliminarUna entrada MARAVILLOSA... Sensibilidad en cada palabra. te felicito, amigo Juan! Un fuerte abrazo
ResponderEliminarY qué te digo que no te hayan dicho ya!!
ResponderEliminarPoco más queda por añadir, Juan, solo decirte que me ha encantado.
un beso grande