jueves, 28 de septiembre de 2023

MUJER DE CIRCO


 

Aquella joven, hija de acróbatas, nieta de payasos y hermana de malabaristas, cansada de no tener un sitio donde volver, acuciada de tiempo y espacio para sus diarias trasformaciones, empezó a comprobar que mientras en el escuálido camerino de la roulotte, el espejo picado y sin azogue le devolvía una imagen cada vez más crispada de facciones y menos propensa a la diversión.

Harta del requerimiento del maestro de ceremonias, para la presentación y cuando las cosas iban mal dadas, por cualquier inesperada contingencia, harta de soportar las miradas, las bromas y las soeces insinuaciones del lanzador de cuchillos, antes y después de sus lanzamientos que ya no temía, por la costumbre, pero que no soportaba por las miradas lascivas a sus piernas y escote, harta de una vida tristemente repetida y sin los anclajes suficientes, decidió fugarse con un mozo del último pueblo donde fue montado el circo, joven que fue contratado para múltiples faenas, tales como dar de comer a las fieras, repartir propaganda, desmontar y montar las carpas e incluso ya había hecho pinitos como caballista en las cabalgatas que anunciaban la llegada.

 

Hoy son felices y regentan, en un pueblo de la España vaciada un local medio taberna, medio biblioteca, medio droguería, donde han incluido una mesa de billar y… dos blancos para lanzar flechas a la semejanza de los pubs británicos.

Hoy sus hijos juegan en el campo subiéndose a los árboles, montan en los borricos de los amigos, y son perfectos lanzadores con honda.

Todos disfrutan de la vida y se sienten contentos de pertenecer a un sitio al aire, al sol y a las estrellas reales y no pintadas.

Una alegre charanga de ladridos, gallinas, alondras, torcaces, mirlos, petirrojos, ruiseñores, jilgueros y el contrapunto grave y persistente de algún rebuzno, los despiertan cada mañana, con esa rara y cada día distinta sinfonía que solo en la inmensidad del campo puede ser escuchada…


… Ahora es cuando se sienten plenamente felices y son capaces de hacer felices a los demás.

 


13 comentarios:

  1. No me extraña que sean felices, me alegro que tomaran ese camino. Qué historia más hermosa Juan. Besos :D

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  2. Era valiente. Acostumbrada a los peligros de las puntas voladoras, se armó de coraje para romper cadenas generacionales y mandar la vida del circo a hacer puñetas. Mirar a lo alto y no ver una lona remendada, sino cientos y miles de guiños estelares cuyos colores esperan ser descubiertos.

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  3. Ahí los tienes, llegado un momento encontraron la felicidad sin proponerselo.
    Un abrazo.

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  4. Para regalar felicidad se tiene que ser feliz, sin artificios, ni engaños, sin disfraces y ni previo cobro de entrada; el mundo es maravilloso cuando podemos hacer lo que nos gusta. Un abrazo

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  5. Me estás pintando la vuelta al paraíso. ;)

    Un abrazo.

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  6. Estamos aquí para ser felices y hacer felices a quienes nos rodean y hay que cumplir con ese deber y cada cual lo busca donde cree que está, aunque haya que ponerse al mundo por montera, como hizo tu protagonista.
    Un cuento bonito que empieza con desgracia y acaba con felicidad.
    Un abrazo.

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  7. Las historias relacionadas con el circo me conmueven, especialmente cuando están tan bien contadas.
    Un abrazo, Juan.

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  8. Es una historia preciosa, sea o no real. La libertad y el aire, para feriantes y familias circenses, son como el pan, no pueden ser felices sin ellos.

    Un abrazo, Juan. Feliz finde

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  9. Una historia reconfortante, Juan, el contacto con la naturaleza y la vida sencilla es impagable, un abrazo!

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  10. Una historia redonda, donde vemos la evolución de la protagonista, que pasa de sentirse cansada y ciertamente esclava en el circo, a la libertad del campo con sus elementos sencillos espontáneos y verdaderos...Mi felicitación por su claridad, su ritmo ameno y su final feliz, que nos deja una buena sensación de paz, Juan.
    Mi abrazo entrañable y feliz fin de semana, compañero poeta.

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  11. Una historia natural... Bien relatada al darle ese aire de vivencias mil, como cualquiera de nosotros, con un final feliz.
    Hay una cita en tu relato que, entre otras, destaca: "...la falta de anclajes..."
    Profunda realidad en la vida de muchos.
    Gran abrazo Juan.

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  12. ¿Historia real? Me gustaría pasarme por ese local-taberna-biblioteca y tomarme un belmonte. Y ver a esos niños jugando en la era, entre paja y olor a acémila, como ya hacía en la finca de mi abuelo.
    Un abrazo, Juan.

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