martes, 7 de mayo de 2019

LOS ÚLTIMOS DISCOS DE VINILO




LOS ÚLTIMOS DISCOS DE VINILO
                                           (Microrrelato)

Aquel hombre lo tuvo todo, o al menos eso era lo que  el mundo pensaba y el mismo creía.

Tuvo honores, riquezas, mujeres a las que supo atender todos sus caprichos y una gran pasión para muchos desconocida: amaba la música y  el “jazz” sobre todo, con la misma pasión con la que un saxo suele acariciar el alma.

Pero la vida, esa calle de una sola dirección, pero con multitud de recovecos en la que no puedes dar un paso atrás, cambió en un recodo de su existencia y todo se fue desmoronando, con la misma rapidez con que se desmoronan las promesas.

Cuando ya no le quedaba nada, cuando sus “amigos”, le mostraban su afecto y dolor,  comprando a precio de saldo sus últimos cuadros, sus libros, sus discos de vinilo y todo aquello que les fuera rentable, cuando supo que ya no podría volver a escuchar el piano de Thelonious Monk, ni la trompeta de Dizzy Gillespie, se puso a pensar que ya nada valía la pena.

El día que vendió los últimos discos de Billie Holliday para poder comer un bocadillo y dejó de escuchar su desgarrada voz transida, cantando “Strange Fruits”, recordó una frase de un poeta y escritor catalán llamado José Palau, leída hacía ya tiempo:

“El suicidio es la ausencia total de música"

… y obró en consecuencia.










13 comentarios:

  1. Joder, que final tan cierto.
    Nos están robando todo, incluso la música diría yo, porque la mierda que se oye por ahí no se puede decir que sea música.
    Así que estamos abocados al suicidio colectivo, que es precisamente lo que estamos haciendo.
    Un abrazo.

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  2. Un escalofrío me ha recorrido la espalda aun esperando el único final posible. Recuerdo los de mi tío y lo que pesaban; en el relato citas a grandes de la música del siglo pasado pero que ocupan un lugar de honor por los siglos. Maravilloso aporte Juan. Abrazucos

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  3. Muy triste pero muy cierto.
    Un abrazo.

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  4. Hola Juan, es triste el relato pero tan real como la vida misma, mientras se tiene aparecen "amigos" por todos los lados, cuando aparecen los problemas se ve quien es de verdad el amigo y aun así muchas veces ni eso.
    Tengo también mis discos de vinilo que traen buenos recuerdos:)

    Besos.

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  5. Se veía venir, cuando las notas de un pentagrama se caen y ya no hay fuerza para ponerlas en el atril, la vida se vuelve aburrida y solo quedan resquicios de aquellas melodías inolvidables.
    Triste pero lógico.
    Un abrazo.

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  6. Tan dramático como la vida misma. O te adaptas según te va viniendo la vida y le vas haciendo frente y acomodándote a ella, o al final te puede sin salida alguna.
    Magnífico tu relato. Me quito el sombrero.

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  7. Y dejó de pensar porque ya nada valía la pena.

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  8. Vuelven los vinilos, parece que se han dado cuenta que no se puede olvidar que hay cosas buenas que duran toda la vida.
    Relato triste, triste, tan triste como esa voz desgarradora.
    Besos, Juan

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  9. Muy buen relato y un final impactante aunque no había otro.
    Besos

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  10. Muy triste relato Juan. No sabemos que nos depara el día siguiente y que tristeza desprendernos de esos tesoros que son los discos de vinilo. Pobre hombre. Que final tan triste en su vida......Saludos amigo.

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  11. Que fuerte!!! Vivo con un amante del jazz y no me lo imagino sin escuchar a Chez Baker y a tantos otros. La musica es pura vida comprendo el final de tu protagonista. Besos.

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  12. Un relato perfecto, inmortalizado en vinilo

    Me ha gustado. Un abrazo y feliz viernes

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  13. Buen relato Juan. Profundo.

    Abrazo.

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